Juan Alberto Sánchez García
Jueves 16 enero 2014
Foto/archivo |
La producción de desechos sólidos en Venezuela ha venido
creciendo en forma sostenida y cada día pareciera convertirse en un
problema más del país, todo derivado de los patrones de consumo que se le han venido
imponiendo a la población con uso masivo de materiales para empaques, acortamiento de la vida útil de
productos y mercancías, disminución de tipos de botellas y envases retornables e imponiendo el
mercado los llamados empaques y materiales desechables, lo cual hace que se
presente en cada rincón habitado de Venezuela, un aumento acelerado de la
producción de basura.
Los estudios de diferentes instituciones públicas y privadas
sobre el tema de la basura indican que el 62 por ciento de la basura producido
en el país es de origen doméstico y el 38 por ciento de origen industrial y
comercial, lo que revela que cada venezolano
produce diariamente 1,2 kilogramos de basura, cifra por lo demás alta y que
debe encender las alarmas de toda la comunidad, amén de que solo se recicla
aproximadamente el 2 por ciento de la basura que se produce y el 80 por ciento
se maneja a cielo abierto.
Es lugar común abrir un periódico local o nacional, ver los
noticieros de la tv, que diariamente están abordando el tema de la basura como
un problema ya de la comunidad y cada quien tiene su enfoque particular sobre
tal situación; para quienes vivimos en el Táchira no es raro ver los pueblos y
ciudades atosigados de basura; nuestra San Cristóbal es un buen ejemplo de esta
grave situación, que no es de ahora sino que quienes la han gerenciado han
venido corriendo la arruga de una situación ya casi convertida en un problema
de salud pública.
Cifras de la Organización Panamericana de la salud y del
Instituto Nacional de Estadística, demuestran que San Cristóbal entre 1999 y 2010 presenta un cuadro crítico y
alarmante en cuanto a la producción de basura, en ese periodo la población
crece el 9 por ciento, el incremento en la producción de basura es de 54 por
ciento y la producción por persona se incrementa en un 33 por ciento.
Muchos de los burgomaestres actuales y parte de los que se
fueron, han salido a otros países a ver cómo se
ha resuelto la disposición final
de los desechos sólidos y pareciera que no han aprendido la lección o
sencillamente se les fue todo en turismo, pues han retornado al país a seguir
en sus funciones y el problema de basura ha continuado su marcha acelerada, uno
de ellos recuerdo por reseña de la prensa, envió una nota de prensa y una foto
desde Alemania, donde estaban buscándole las soluciones a San Cristóbal.
El próximo mes de septiembre se cumplirán 17 años de haberse
iniciado MANORTA, que es un proyecto de disposición final de desechos sólidos,
en las cercanías a la zona industrial de La Fría en el municipio García de
Hevia, adquiriendo la finca “Las Marías” en una mancomunidad de 10 municipios
del estado Táchira, a donde para el año 2011 llegaban diariamente 250 toneladas
de basura, sin alguna clasificación previa, según lo indicaban sus
administradores y gerentes.
A Manorta llega basura de sitios distantes, por ejemplo de:
San Simón, Pueblo Hondo, Mesa de Aura, como parte de los diez municipios que integran esta
mancomunidad, y es aquí donde se empieza a observarse la dificultad y poca viabilidad de un proyecto
tan importante como este, pues solo habría que averiguar cuánto cuesta
transportar la basura desde cualquiera de esos lugares y cuánto paga el usuario
por el servicio; lo que demuestra que es un servicio muy costoso, que los
costos los asumen las alcaldías y eso trae como consecuencia la mala calidad
del servicio público y que permanentemente estén dañándose los camiones compactadores de
basura, los cuales son llevados con esos altos pesos de basura en distancias
muy largas, pudiéndose solucionar esto con un plan de recolección de basura seleccionada, llevada luego a un
lugar de transferencia y finalmente al vertedero de basura, con lo que se
estarían cuidando los camiones compactadores en su uso y durabilidad.
Cuando se estudia la actual situación de la disposición final
de las basuras, puede observarse perfectamente cómo los estudios y proyectos
apuntan solo a las variables macros del problema y en muy contados casos, encontramos
que esos estudios estén desarrollando programas educativos que permitan indicar
lo que se está haciendo para lograr disminuir la producción de basura diaria
por persona, que es la verdadera razón del problema, en estos programas a la
ciudadanía poco se invierte porque pareciera que tiene muy poca
visibilidad e impacto, solo se le dedica el dinero a los “grandes gastos” como
compra de camiones etc; qué interesante resultaría ver una propuesta técnica – Social,
que indicara que en los próximos 10 años
las ciudades y pueblos del Táchira verían
reducida la producción de basura digamos en un 50 por ciento, gracias a un
ambicioso proyecto social de reducción en la producción de basura, eso sí
representaría la verdadera solución al problema de la basura, cuando esto
suceda estaremos hablando de calidad de
vida, de ciudades más humanas para vivir y disfrutar.
Publicado por: Yadira Gonzalez A.
Comunicadora popular
Muy importante la propuesta de Juan Alberto, que parte del origen de producción de basura y sostiene que si se logra educar al pueblo en la cultura del reciclaje y de la mínima producción de desechos sólidos, estaremos dando el primer gran paso para resolver el problema. Producir menos basura es cuestión de cultura ciudadana. Pero además de producir menos tenemos que aprender a clasificarla y reciclarla ya que está demostrado que toda la basura puede convertirse en materiales útiles para la sociedad humana que pueden aplicarse en construcción, agricultura como abonos,, procesos industriales, etc.,convirtiendo el grave problema en una fuente de trabajo y riqueza para el hombre en esta sociedad super moderna, permitiendo desarrollarnos para montarnos en una sociedad cuya calidad de vida es superior y verdaderamente humana. Pudiéramos ir pensando a corto y mediano plazo, partiendo de la mancomunidad municipal ya organizada, en construir una moderna y eficiente planta de reciclaje que permita procesar la basura que se produce en los diez municipios de la Mancomunidad y hacer de la basura una fuerte fuente de ingresos para todos que además resolvería ese problema de salud pública planteado por Juan Alberto.
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