Las llamadas revoluciones de
colores, en Serbia, Ucrania y Georgia
a comienzos del siglo XXI introdujeron las nuevas tácticas utilizadas por las
agencias de Washington para desestabilizar un gobierno que no favorecía sus
intereses. La estrategia funciona sin invasión o magnicidio, y normalmente es
ejecutado públicamente. La planificación de una estrategia como la de la revolución
naranja en Ucrania incluye el
financiamiento de las agencias de Washington, como la National Endowment for Democracy (NED), Freedom House, USAID,
Instituto Republicano Internacional (IRI),
Instituto Demócrata Internacional (NDI),
y otros como el Open Society Institute de George Soros, hacia ONG escogidas y creadas por estas
agencias, sindicatos, medios de comunicación y partidos políticos con el
objetivo de crear un movimiento de oposición capaz de desestabilizar o derrocar
al gobierno “enemigo”.
La creación de una organización paralela
a los poderes electorales y otra especializada en la movilización masiva (generalmente
una organización de jóvenes) es clave para lograr una revolución de colores. Mientras
la organización que trata del tema electoral trabaja con el apoyo de
encuestadoras vinculadas a Washington como Penn,
Schoen &Berland (para validar o no el proceso) la otra organización se
encarga de promover, convocar y dirigir las manifestaciones de calle. Esta última
organización es entrenada en las técnicas de Golpe Suave diseñados por el
Albert Einstein Institute (AEI) de Gene Sharp y Robert Helvey y el
International Center on Nonviolent Conflict (ICNC) de Peter Ackerman.
Utilizan medios de comunicación tanto
nacionales como internacionales para promover matrices de opinión que presenten
una imagen (muchas veces distorsionada) de ingobernabilidad en el país y de
rechazo del gobierno por parte de una mayoría de ciudadanos. Luego de haber
preparado el escenario local, mediático, social, político y económico, entonces
ejecutan el paso final y toman el poder.
Este tipo de golpe a ocurrido con
éxito en Yugoslavia, Georgia y Ucrania, y algo parecido sucedió en Haiti contra le presidente Aristide. Sin embargo Fracaso en Bielorusia y Rusia. En Venezuela hay
varias organizaciones que han estado trabajando con sus contrapartes internacionales
para ejecutar esta estrategia contra el presidente Chávez. Intentaron hacerlo
antes de las elecciones presidenciales del 2006, sin éxito. El periodista y
vocero de la ultraderecha Venezolana, Rafael
Poleo, llamó abiertamente, desde un programa de televisión, a los sectores
de la oposición para que hicieran una
Revolución Naranja en Venezuela.
También en 2007, movimientos
estudiantiles y juveniles fueron entrenados para intentar ejecutar esta
estrategia nuevamente. Utilizando las enseñanzas de Gene Sharp y Peter Ackerman, un grupo reducido de estudiantes
derechistas encabezaron unas marchas supuestamente “no violentas” para defender el canal de televisión RCTV. Dirigieron sus protestas a los
poderes públicos, en algunos casos saboteando su funcionamiento e intentando
crear escenarios violentos. Sus acciones recibieron mucha atención de los
medios nacionales e internacionales, que intentaban clasificar a estos grupos
como una nueva esperanza para el país, debido a que la mayoría de sus
integrantes eran jóvenes. Poco después fue descubierto que los cabecillas de
estos grupos estaban colaborando con los viejos políticos de Accion Democratica
(AD), Copei, Primero Justicia,
Bandera Roja, y otros y que habían recibido instrucciones y financiamiento
de las agencias de Washington, la Embajada de estados Unidos en Venezuela, la AEI y ICNC. Esta revelación desacredito
bastante sus acciones. Sin embargo los lideres de estos movimientos, como Yon Goicochea, han sido enviados a Bolivia y Ecuador para intentar
asesorar a grupos estudiantiles de oposición en esos países sobre las técnicas de
Golpe Suave, ayudándolos a ejecutar acciones parecidas contra los Gobiernos
Socialistas de Evo Morales y Rafael
Correa.
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